miércoles, 7 de noviembre de 2007

Intromision

La huella se plasma en mis latidos. Corre en una oscuridad desquiciada, obsena y tágica. Creo en la firmeza de mis pasos y de que en mis pensamientos un fantasma habra de condernarme. Por favor queridisima existencia, viento que me roba la carne y el tiempo malevolo lleno de verdad. La condición a la que me encomiendo es tan sagrada como la espera silenciosa. Mi corazoón te es mostrado en una libre elección.

Anabel dormitaba placidamente cuando un sonido extraño la desperto. La puerta. Lamentos de un genero femenino. El ssoplo del viento y se tomo alguin tiempo para pensar lo que ocurre. Las ideas fluyen con celeridad cuabndo uno se esta enloqueciendo. Algunas veces no es necesario pensar en lo mucho que se ha perdido la razon para verdaderamente creer q

ella se acerco lentamente. Yo la deje q lo hiciera porque no vi ningun indicio de que hiciera mal a mi integridad.

No siempre es como lo pensamos. Me miro, tenía esa expresión triste y decepcionada que las mujres portamos cuando estamos enamoradas y mal correspondidas.

Yo lo sabía. Y sabía que ella lo sabía.

Él me uso. Me uso para dañarla y me siento culpable. Culpable de quererlo mucho, pero de una manera muy diferente a la de ella.

He buscado siempre el amor y sigo errando el camino. Pero nunca es él. Nunca es la persona adecuada. Jamás. Cómo si algo me impidera buscarlo sin necesidad de romperme en mil trozos. Soy tan


En el momento mismo. Como decirlo. No se distinguir entre besos y raices. No se distinguir lo complicado de lo simple. Y ahora estas en mi lista de promesas a olvidar

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