miércoles, 7 de noviembre de 2007

Cuando las feas nos revelamos

quieUna de las pocas ventajas que tiene ser una niña fea (y yo era horrenda, les ahorro los detalles), es que una no se hace la novela, deja de pensar la basura que a las otras les parece lo adecuado.. Lo que quiero decir es que una no crece soñando y emulando durante el día con las fantasías propias del genero femenino (chicos, la maravilla del cursor femenino o quien demonios se ocupe de estos menesteres allá en el Olimpo) lo cual nos tiene destinado un futuro glamoroso gracias al cual, nada mas quitarnos los calcetines de adolescente, nos encontraremos convertidas en alguna bella mujer. Lo cierto es que yo nunca fui partidaria de ese fantaseo iniciático-cinematográfico tan propio de la adolescencia (y ya sé, quedare fatal diciendo esto, y los mas freudianos considerarán que me falta alguna ternilla muy vital por no haberme querido parecer a las supremas feminas del cualquiera que fuese uno de los modelos preferidos de las niñas de mi edad, supongo que hubo mala suerte).
Pero el problema es que yo era fea. Fea y realista debo decir. Sin embargo, como nadie puede sustraerse a Hollywood como escuela de seducciones y todo el mundo aprende, quiera o no, el abecé de la erótica mirándose en un actor o actriz, un poquito mas adelante, ya con trece o catorce años, elegí un modelo acorde con mis posibilidades de seducción en la vida… No podía decidirme por cualquiera. ” Ya que no puedo ser guapa- debí pensar-, seré al menos interesante”Y me doctore con gestos irrascibles y los combine con propios.Puedo asegurarles que soy experta en las miradas, tambien en expresar todo con mis gestos o pelambres, y que decir de lo que quiero ocultar. Y luego, con 20 años, podría decir que soy imbatible en seducciones de mujer fea, pero jamás para seducir al sexo opuesto, sino para las personas en general.Pero lo malo del asunto es que luego fui creciendo (y mejorando, perdóneme ustedes la inmodestia). Hoy me parezco a Bette Davis como un huevo a una castaña y quizá hubiera quedado más armónico con mi físico el aprender en la adolescencia seducciones de otra actriz más afín a mí en mi apariencia actual, quien sabe. Sin embargo, yo estoy segura de que el haber tenido como maestra en las armas de mujer a una fea inteligente tiene algo de imbatible.¿Alguna vez se han preguntado porque las mujeres feas envejecen mucho mejor que las muy guapas?.Yo tengo una teoría al respecto. Pienso que se debe a que las guapas, al hacerse viejas, conservan todos los tics y posturitas que tan deliciosos producían en un cuerpo bello… y que tan patéticos son cuando la belleza se ha esfumado. Nosotras, en cambio, las de la escuela Bette Davis, las doctoradas en seducción de feas, siempre hemos sabido sacarles partido a… a otras cosas menos efímeras. Ventajas de haber sufrido en la infancia los caprichos de una naturaleza poco generosa, supongo

Por que insistes en esa basura? ¡No deberías estar tratando de hacer algo mejor por tí mismo?

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