jueves, 23 de abril de 2009

No hay un lugar, un corazón...

Terribles noticias. El médico me diagnostico una enfermedad incurable. Será tratable con medicamentos, podre vivir algún tiempo sin complicaciones, pero necesita confirmar y me mando nosécuantosanalisismás, incluso me envio con el ortopedista y el otorrino, je. Me dice "sea optimista, a su edad es la única arma que le queda". Optimista. Jah. Siempre lo he dicho "a la mierda con todo!". La gota que colmo el vaso. Dice que tengo de todo, que de haber asistido a tiempo a consulta yo sería otra persona. Otra. Siempre con lo mismo. Pero el hubiera no existe. Nunca es así. Me mira con lástima. Susurra en voz alta "24 años.. que hacen los jovenes con su vida ahora?"...
Jovenes. Imbécil.
Llegue toda deprimida a casa, con mi arsenal de medicamentos en el bolso, dispuesta a tirarlos al cesto de basura. Me recoste y empece a ver las caricaturas. No fui a trabajar. Debí ir. Creo que me hubiera salvado de sentirme más miserable. "Su enfermedad se ha desencadenado por el estres". Estres?? Cual estres?? me la paso chateando todo el día... y odiando lo que hago. Eso no sé si sea una patología tipica del estres. Incluso sonrio. La gente cree que soy agradable. Eso me enfada. Es muy fácil de engañar. Me moría por ir al cine, pero no tuve dinero. Estuve tentada a invitar a cualquiera. El día anterior fui con una amiga: la quiero mucho. La trama siempre es predecible, pero al menos me hace olvidar un poco mis problemas. Pero amanecí muy mal. vómito, me dolia la cabeza, las encias, tenía ganas de tirarme al piso y morir... arrancarme la cabeza! Debí hacerlo, je, soy tan cobarde.
Mi madre me acompaño al Dr. Ignoro mis protestas y me puso la primera inyección. Me quede dormida. Desperte con mucho escozor y tome un arsenal de medicamentos: diclofenaco-complejo B, ketorolaco, acidoacetilsalicilico con cafeína, clonixinato de lisina, dexametasona-clorfenamina, otras que no recuerdo. Caí en redondo. No recuerdo haberme sentido tan descansada. Así sera la muerte? tan... placentera. Despertar es terrible. Despertar es.. horrible.

martes, 21 de abril de 2009

Anoche soñe con mi hermano

Estábamos reunidos en esa plaza a la espera de una solución. Éramos muchos, como es natural. Demasiado extranjeros en una patria intolerante. Detestamos ser violentados, explotados y amordazados con el anhelante pan de la libertad sin caer en el desquicio. Ellos prometieron dialogar… Nos estamos desesperando. Hicimos esto para ser escuchados. Muchos han muerto en las minas, en el mar, han desaparecido. Queremos respuestas.
De repente alguien grito que estallaría una bomba. Mi hermano de 17 años y yo nos tomamos de la mano, en un intento desesperado de solidaridad en el miedo, corrimos a las faldas de la ciudad, ahí donde las rocas se rompen en causal de otras tierras, otras vidas, rumbo a nuestro temido e ignorado mar. Los habitantes no consideramos paradisíaco ningún tesoro natural, de hecho, aquí la arena estorba en este rincón olvidado de dios, esta zona es estrictamente industrial y nos han traído para matarnos de cansancio y de hastió. A los pobladores no les interesa el cielo o la arena, al contrario, les resulta molesta porque les resta espacio para sus actividades comunes. Nos escondimos en un espacio reducido, cerca de una bolla, veíamos un concreto esparcido. No era una bomba la que nos persigue. Fueron interminables balas de los soldados que salían con armas empuñadas de violencia y temeridad, escupen en ristre miles de tiros y arrancan vidas en un oleaje de humo y pólvora. A mi hermano le dieron y yo ya no puedo seguir al verlo caer. Intente cargarlo, pero pesa demasiado. Entonces empiezo a revisarlo, sigue vivo, pero inconciente. En una milésima de segundo suceden cosas. Muchos caen, saco fuerzas de no sé donde y camino lo más rápido que puedo. Soy una mujer pequeña y él mide cerca del metro ochenta, pero Dios debe estar de nuestro lado. Pero porque dios no nos salva a todos. No voy a cuestionarle. Nos refugiamos en los quicios de los mares. En las construcciones de los viejos marineros que ocupaban para romper las olas y se fueron llenando de escombros. Mi hermano gime, lloro de alegría, creo que esta bien. Nos persiguen como perros a su presa. Nos borraran para poder traer otros que no estén viciados ni tengan expectativas. Mi hermano empieza a temblar. Son las 12 de la noche y sigue la matanza. Mi hermano ha dejado de sangrar. La herida no es tan profunda, pero no podemos movernos. Seguimos oyendo como cae uno que otro. Gemidos que juramos reconocer. Amigos con lo que compartimos la pena de existir en este lugar. Nos tomamos de las manos. No saldremos vivos. Lo sabemos. Moriremos antes de que nos encuentren. Antes de que sepan quién somos. Me sumerjo en las gélidas aguas un poco más. Mi hermano me toma del brazo y me fuerza a mirarlo. Su mirada me dice algo que me aterra: Lo vamos a lograr. Y desperte.

miércoles, 15 de abril de 2009

Ejemplos gráficos de la vida de un wey

La vida de un becario es un infierno... mi vida como becario fue un infierno!!!



























lunes, 13 de abril de 2009

Ideotas sueltas...

las sirenas no deberían salir a pasear con personas reales.
Los intelectuales deberían cubrir un perfil menos arrogante.
las mujeres deberían tener más sexo y hablar menos.
Los idiotas deberían salivar menos para cubrir su discapacidad.
las manos deberían ser cortadas si roban a un jodido.
Disfrutar de la comida, el peso no importa.
tautomeros de mierda... me hacen infeliz.
Comenzar una relación sin letras pequeñitas que leer.
Al carajo con los manifestantes que afectan las vialidades...
Dejarte sacar fotos sexy con las bolas al aire.
Convertirme al cristianismo.. no es tan descabellado.
Por que no tengo una camara digital?...
Escuchar norteños es otro tipo de tortura...
Televisa citando a Beck "makes me wanna smoke a crack.."
Coca-cola, la droga que refresca... Le debo una saludable presión arterial!!
No sé leer manuales. Siempre empiezo por la parte que necesito...y no entiendo nada...
No debería haber una campaña antidrogas.. se antojan más...
No tolero la intolerancia...
Escribir es una estupidez.
Tener un empleo con internet y posibilidades de ver porno todo el día no me hace feliz...
Perdonar es de sabios.. de dioses.. lo bueno es que soy una mujer muy rencorosa.
El tamaño si importa: no es lo mismo 2 bolas de helado y que se te caiga una.. a que se te caiga la unica que te dan.
Alguna vez alguien despotrico con ganar 50 centavos de su (miserable) sueldo... sin 50 centavos no me subo al colectivo... las taquilleras venden hules.
El charmín no resiste tanto.. y ese oso es un criminal mentiroso.
Por algo las mujeres no votaban.. ni podían ser candidatas... Elba ester hoy goza de esa igualdad: todos, para ella, somos unos pobres pendejos para explotar. Yo voto porque las mujeres no vuelvan a tener cargos. Me cae. O por lo menos no ser tan feas.
William Levy es ... tan... tan... ojala y fuera mudo. En las revistas es perfecto!
Tengo dos razones para despotricar contra los judios: por maricones y oportunistas.
No deberían existir tantas presentaciones de un mismo producto.. me confunden!
Las señoritas se pellizcan.
José Quintero es un mamón. Pero amo a Buba y se lo perdono.
Recibir cartas es maravilloso. Mandar y que nunca te contesten calienta. Calienta en serio.
La vida no se ve bien con gafas mientras llueve o bebes café.
No puedo evitar estar en la fila de los conformistas y que odian su empleo.
Bien pude llamarme Gutierritos y tener una mujer o una cabra.
Las tentaciones se muestras escandalosamente: maldita la hora en que el murdo virlo el peyote.
Me gustan las caricaturas: no hay nada más real y entretenido.
Perder en el azar genera adicción.
Nocivo para la salud o la economia: cojer lejos.
...
aumm.. hay más.. pero reveultas y me da hueva estructurarlas...

La vida de un hombre no puede estar tan vacía...

I
(Oda simbiotica a Carlos Mares)


Él es un genio con las letras. Anduve pensando en él todos los días desde que lo conocí, casi de manera obsesiva. Intimamos casi al momento a pesar de la edad. Él tenía 32 y yo 20. Carlos Mares. Nunca indague en la autenticidad, para mí él era más real que cualquiera que hubiera conocido al momento. Me seducía, me alimentaba el ser, el espiritú, la razón,intimaba mis sentidos y los volvía alerta, potencializados. No pude conocerlo por dos razones triviales: Cuando mi necesidad de verle era burbujeante, candorosa, casi una exigencia del ser él se nego... y cuando a él se le contagio la intensidad humeante que me mataba... la mia decayo y mis miedos se intensificaron, por simple inercia, nunca coincidimos en la misma idea loable. Pero nuestra sintonía era la misma en casi todo. Nos enviabamos mensajes por celular (ñoños...) demasiado romanticos.
"¿Me besas el corazón? ¿Me llevas a donde va el eco? ¿Me preparas un postre? ¿Me haces streaptease? ¿Me piensas? ¿Me imaginas? ¿Me quieres?"
"Yo digo que me dejes robarte. Que me dejes vivir donde guardas tus memorias de niña. Que me hagas pasar por tu color de ojos y me presentes como un mal con el que viviras para siempre".
"las primeras horas de su prisión fueron eclipses en su memoria. Luego todo se hizo miniaturas de sal que le impedían recordar. Escribio en el polvo lo que sabía: que la amaba".
Frases cortas que son proyectiles letales en un corazón avido de estima. Eramos unos solitarios desterrados del mundo. Incomprendidos. Raros sin querer serlo. Unos maniacodepresivos de lo peor... y entonces, mientras pienso en nuestras respectivas tristeza me manda la oda cumbre y me toma por la piel para jamás poder olvidarla:
"amor, dos días de cantina no te sacan una tristeza si la tristeza te la meten a tiros. ¿Donde duermes? Necesito de tus maravillas..."
Fui su esposa. Nos casamos por la leyes de los locos. Los lobos son testigos virulentos de nuestro pacto silencioso. Me llama su mujer y yo porto con orgullo ese rol. Mi feminimo jamás se ha sentido tan complaciente. Nisiquiera soy capaz de pensar en otra cosa que no sea ser su mujer, en el sentido obediente, manso, casi conyugal. Hablamos por horas con poesía, pero siempre en un anonimato ambiguo. Nadie me ha entendido hasta entonces como él lo hizo. Y lo extraño. Extraño a Carlos Mares. Nisiquiera a mis amores reales, nisiquiera a aquellos que me han lastimado de manera real. No extraño los besos de nadie más que las palabras que llegan a saciar una boca seca y marchita.
Aún lo extraño. Paso lo más vulgar y cotidiano a nuestra relación. Lo perdí en un arranque de celos. Cuando uno conoce los celos son mandas al señor. Cuando uno se devora por ese móvil irracional uno se soprende de las cosas que puede llegar a perder en un segundo. Lo borre de mi vida esperando que la reconciliación se sucitara pronto. pero cuando uno solo posee un hilo de comunicación... si se corta se le pierde absolutamente. Así de sencillo. Yo vivía en el DF y era universitaria, tenía sueños... él era un hombre a punto de publicar sus obras, odiaba su empleo y vivia en León Guanajuato. Ambos hemos cambiado, supongo, las cosas cambian, los seres, las personas ante todo. Nos perdimos en el anonimato de la Santa Lucia. Y absurda, torpe, infantilmente puedo declarar que he perdido al amor de mi vida cibernetica. Jah!

II

A mi me mata la tristeza. Soy una persona que esta siempre triste, pero eso me enfada. Ando por la vida con cara de furia. Y la gente se aleja de ello. Es un circulo vicioso, una mascara para evitar ser conocida por lo que soy. Dificilmente mi familia asociaria las letras a mis manos. Me consideran una persona indiferente y enfadada. La vena artistica no existe en mi sangre, pero aún así soy capaz de apreciar la belleza de las cosas elaboradas y las simples. Ambas las amo. No suelo llorar, pero a veces me ayuda. Mi esperanza es una cobardía siniestra, se aferra a los pocos vestigios minimalista de mi pensamiento, la simpleza la reflejo ante mi propia mediocridad. No logro plasmar lo que realmente bulle en mi cabeza. Una ristra de petardos, ideas incoherentes, pensamientos que divagan e imagenes encapsuladas que son eso:imagenes en cuyo vocabulario no tengo riqueza para adecuar esa imagen y transmitirla en el papel. Ojala y expresarse fuera más sencillo. No me gustan las palabras mal dichas, nisiquiera soporto las ideas sueltas o los bobos que hablan por parecer interesantes. Al mundo de las ideas no le hace falta ni una coma, pero mis miserables dedos no logran comprenderlo. Pienso en muerte, si, en su manera tan absoluta de existir. Me preocupan hechos aislados latentes, crecen sentimientos de pánico hacia todas las cosas por esta paranoia implicita. De verdad, creo solemnemente que estoy perdiendo la razón. Me siento cada vez más atrapada en mi cuerpo, demasiado humano, demasiado miserable y descuidado. Más que ayudar me estorba. Me estorba mi sexo, mi gordura, mi belleza peculiar. Me estrangula mi mediocridad, se agolpa en la garganta esa sensación de miedo al cambio, a los retos, a la vida misma. No he crecido en mi vida. Sigo siendo una cobarde. Tengo una edad en que mi vida deberia ser definida y comoda, pero los años criticos en que debí adaptarme al sistema pasaron sin darme glorias o evaluar expectativas. Todo es tan igual...

"Tengo miedo. Qué asco, después de haber despreciado a los demás, sentir la misma cobardía en el alma. Pero no importa. Tampoco el miedo dura. Voy al encuentro de ese gran vacío donde el corazón se sosiega. ¡Todo parece tan complicado! Sin embargo, ¡Todo es tan sencillo! Si yo hubiera conseguido la luna, si bastara el amor, todo habría cambiado. ¿Pero donde saciar esa sed? ¿Qué corazón, qué dios tendrían para la profundidad de un lago? Nada hay, ni en este mundo ni en el otro, hecho a mi medida"
CALIGULA. (último acto). Albert Camus.

III

...Los que un tiempo creyeron que mi inteligencia irradiaria extraordinariamente, cual una aureola de mi juventud; los que se olvidaron de mi apenas mi planta descendio al infortunio; los que al recordarme alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigo de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara vagabundo, como los vientos, y me extinguiera como ellos sin dejar más que ruido y desolación...

IV

Antes de que me hubiera apasionado por cosa alguna, jugué mi corazón al azar y me gano la violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores ni de la confidencia sentimental ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que enamorada, fui siempre dominadora cuyos labios no conocieron la suplica. Con todo, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta. En vano mis brazos -tediosos de libertad- se tendieron en vano a hombres.