miércoles, 7 de noviembre de 2007

El precio de mi cabeza y de mis ojos

Me conocio en un momento de debilidad. Para ese entonces yo ya era una zorra.
Permiti que entrara en mis sentidos como humo sofocante, una droga que parecía inofensiva y casi plausible.
Las horas no son las mismas. Cada instante se impregna en los huesos. Amor, dos dias de cantina no te sacan la tristeza si te la metioeron a tiros. Dime, cón quien duermes? Necesito de las miles del sexo.

Era un conflicto tremendo… Yo permanecia inmóvil, con el sexo palpitante y alerta y el yacia con su miembro lfacido y agotado. Lo sabia, pero no entenia como era posible. Yo seguia entusiasta, con la esperanza de que terminara en mis piernas. Pero siempre era lo mismo. O soy tan zorra.





El precio de mi cabeza y de mis ojos.
La desventura de mi alma, la sonrisa torcida, el ojo q no cesa de ver.
Mis labios resecos ante tu inesperada partida.
Me acuerdo. Te recuerdo. Te quiero.
Cómo no quererte si eres lo que más quiero.
La gelida tentativa de correr a buscarte en los escombros de mi ser,
Estrujarte en mi recuerdo, anillarme a tu cintura.
Estoy cansada, vieja, enferma de amor…
Porque el desamor duele en la entrepierna, en la lengua, en la espina dorsal.



No es para tanto. No es sensato pensar en ti a todas horas y en particular en el momento de los besos con otros. Creo q es una estupidez. Además. Tú ni siquiera besabas estupendo. Baba y miel, eso eras. Pero te extraño.

Recuerdo la mirada de ella cuando se entero que yo era tu ex. Yo fui tu novia durante 3 días. Ella lo fue durante 3 años. La verdad creo que me mato la tristeza con que me dirigió el saludo. Antigüedad. Yo ni eso era, para mi mala suerte. Pero sinceramente no reparaba mucho en esos hechos. Yo estaba tan enamorada de ti que pude haberme consumido en una llama hasta la parte más inorgánica y desaparecer poco a poco en fino humo volátil demencial. Pero sucedió lo más ordinario. Me quede sola y tristeando por ti. Como ella. Sólo que peor, porque yo me admiro de tener sentimientos profundos. Prófugos a la razón consistente. Pero ella te tuvo en su cama, en sus brazos y en su vida. Pudo presentarte como su novio unas cuantas veces. Yo ni eso. Me daba miedo perderte. Decir “he aquí el amor de mi vida” y que tu dijeras “no, de hecho… ya lo pensé bien y… no…” Que simulación tan dañina.

Me daba miedo que me tocaras, que me miraras fijamente. Sentía que todas las imperfecciones que he coleccionado a través de los años se volvían microscópicas y me hacían vulnerable ante tu ojo crítico. Soy una fealdad. Sigo pensado que estuviste conmigo por lástima. Un sentimiento erróneo si se observa desde la perspectiva simple y amable. Pero estaba tan enfrascada en mi delirio de amor que no tome en consideración cuanto daño podrías causarme. Y al fin sucedió porque no fui lo suficientemente aferrada para apretarte a mi cuerpo y hacerme indispensable en tu ser. Me dolió que no fuera nada. Ni siquiera un adiós oficial. Solo un distanciamiento repentino. Te fuiste y jamás hubo un “nos vemos luego” de por medio.

Y aquí estoy. Rumiando mi suerte. Participando en la cadena de las desilusiones y de las relaciones inexistentes. Eres un estándar muy difícil. Eres una persona que admiro por sobre muchas cosas. Has tenido una vida difícil y aún así te adaptas a las circunstancias generales.



Eramos dos extraños viviendo del sexo y del placer que conllevaba. Pero luego se fue el placer y haciamos todo de manera mecanica. Pero siempre pense que no necesitabamos de incentibos maravillosos hasta que te descubri con la nariz polvada, abierta y anhelante.

Pero eres tan ordinaria cuando despiertas y tus ojos dejan de estar dilatados. Eres gruñona, malhumorada y con ojeras de ansiedad.

Te miro desnuda. Y.. no sé, me provocas nauseas. Eres tan delgada y poco atractiva.



Carousso



Alejandra Nataly.

Llevaba dos horas esperando a ese imbecil de mierda. Salón A-415, a las 4 en punto. Llegue a las 4:15 y ya habían comenzado la clase. Era un clasico día lluvioso en septiembre, hacia frío que congelaba las entrañas y yo solo tenía una chamarra que alcanzaba a cubrir mi trabajo, una carpeta con tareas a maquina de cuero envuelta en papel periodico en bolsa de hule, y los huesos de la esplada del irrascible clima. Me entretuve en un leve recuerdo suspendido. Teatro, carouso, la escena de casablanca. Si me hubiesen preguntado mis pensamientos durante esas horas dificilmente podría describirlo, era un cumulo de pensamientos que parecían incoherentes y que exigian ser plasmados en papel. Pero no tenía nada. Ni siquiera dinero. Después llego un pensamiento más antiguo y más implacable. Pensaba en la muerte. O en mi muerte, no estoy segura. Ultimamente solo creo en eso. Me agrada. Sigue lloviendo y ya más de dos horas fuera del salón de clases. El maestro parece que no tiene prisa y esta enfrascado en calculo diferencial y matrices. Me caga. Me siento en el quicio de la ventana y observo la vida tirarse por el caño. Me gusta el clima pero no lo que conlleva al estado de ánimo. Melancolia. A toda la gente le dá melancolia cuando esta en sus casas bebiendo un café calientito y humeante. Yo, en cambio, estoy a la espera. Abraso mis piernas y juego con mi exhalar. Se me va la vida en un instante. Cierro los ojos. Sigo esperando. De repente comienzo a soñar. No ha sido tanto tiempo. Eso creo, eso me supongo. Pero al levantarme ha pardeado la tarde. El cielo esta raso. Y el salón completamente vacio. No me sorprende. Todos corren a sus hogares antes de que la lluvia se acentue. Sonrio. De mi y de las cosas que solo a mi me pasan. Miro el reloj. Las 9 de la noche. A lo lejos una luna se abre paso entre las nubes aliviadas de sus pechos. Camino a mi casa. ¿El trabajo? ... Ahh, si, dejaré de hacer esta mierda por unos cuantos pesos y de plano me dedicaré a algo más impropio donde paguen más.




He estado contando los días. Mi maquina de escribir necesita que le cambie la tienta y cada vez que intento escribir sobre ella la inspiración simplemente no llega.

Esperaba que todo se moviera a mi alrededor. Y sucede. Pero lo hizo en un movimiento tan rapido y yo estoy tan estatica que me asusta salir de la puerta hacia adelante.
Mi madre me pregunta si tengo una de esas fobias: la gente, los lugares publicos, la novedad. Me rio. Simpre que lo comenta me rio. Pero, creo que de algún modo tiene razón. Antes creía que era solo una remembraza absurda, pero soy absurda, o no?

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