sábado, 23 de agosto de 2008

Pendulo...

AÑORANZAS.

I

Ella y yo caminabamos juntas hablando de cosas triviales: el clima, la gente, la escuela. Era lunes, lo recuerdo porque era justa la hora en que nos dririgiamos a matemáticas I. "Me llego un wey", solto de repente. La mire entusiasmada y le pregunte por el susodicho. "Le dije que no". Le pregunte su actitud. "Esque... es el que te gusta". Sentí raro. Esa sensación inhóspita que he dejado que me trague millones de veces. "Ahhh, ¿Y que tiene de malo?, después de todo, tú y él siempre han sido buenos amigos y se conocen desde rato". La vergüenza en su cara fue sustituída por asombro. Ni yo me la creía. Caminamos, sentí su alivio y no pude entenderme.

II


Hoy hace dos semanas que son novios. Y aún no me lo explico. Ella es divorciada, fuma todo el tiempo y ha tenído un aborto. Y aún no me explico porque es el objeto de deseo de un hombre como él. Lo entiendo, me he expresado como una mujer que siente todo ira. Pero, ya pasará, lo sé, sólo es cuestión de que me acostumbre.

III

El sé sonrie y se me acerca para preguntarme conceptos de fisicoquimica. No le puedo negar el favor....

IV

Subo las escaleras con toda la disposición de tomar mi clase de matemáticas II, cuando me topo con él homicida. "Hola". "Hola, Ale". Le miro... y lo noto triste. Mucho. "¿Te sientes bien?". La sonrisa le tiembla al contestar "claro... ¿Por...?". Me siento a su lado y percibo nuevamente ese dolor. Confieso que eso fue lo que le ví (en eso me atrapa...). "¡Estoy encabronado!", cierra los ojos y se da golpes en la pared, "¿Me acompañas por un cigarro?, lo necesito...". No contesto nada, me levanto y lo sigo mientras él maldice. Compra dos. Me ofrece uno. No tengo ganas y le miró inquisitiva. Tal vez percibio algo, porque... de repente empezó a hablar: "Mi madre creyo que era feliz.". Y se quejo, largo rato. El resumen es el siguiente: Su madre es buena gente y lo quiere mucho, pero él siempre ha sido una persona aislada y solitaria no por elección. El mundo le ha dado la espalda y se siente en verdad aberrado. Su madre lo mando al psicologo para ver que tenía. Su madre, después de 20 años le pregunto como se sentía. Los pronosticos de la psicologa habían sido que él era una persona "infeliz". La frase que lo mato fue cuando su madre lo miró con nostalgia, en un velo de lagrimas, exclamando ¨Y yo que pensaba que eras feliz¨. En ese momento, ella salio de la clase de matemáticas II y me miró, de manera rara (muy comprensible) y le dije que él estaba triste. Ella lo abraso y le dió un beso en la frente. Me aleje, y estoy segura que ninguno de los dos noto mi ausencia.

V

Ella y yo estamos en un receso de horas muertas. Saco la baraja y comenzamos a jugar en la espera de los vagos. Platicamos, como siempre, de lo más comodas. Le hablo de mis cosas, mi falta de proyectos, de mi carencia de noción hacia las cosas. Le hablo de mi casa y de las cosas tan absurdas que uno suele decir estando enojado. Ella me habla de su hermano, de su conformidad hacia las cosas, de su madre y de su padre, de su levedad nunca concreta. Reímos. Le hablo sobre la última pelicula que he visto. "El porno japonés es horrible", le comento. Ella se rié y exclama "¡A mi me encanta hacer pornografía!". Reímos picaramente y no se como, pero hemos tocado un punto en donde la conversación se ha turbado. "Siempre quizé desquintar a alguien y ahora que lo hice me siento culpable". Nada, obviemante, no dije nada. Mi mirada de asombro formulo una pregunta a lo que ella respondió: "Sí... ese". Una pregunta estupida, ante una situación igual: "¿Y cómo lo sabes?". "Se nota... además, él me lo dijo". Minutos más tarde hemos dejado de lado la partida para recostarnos en el pasto. Me habla de la música y de todos los gustos de él. "Le gusta radiohead, nirvana, etc.... etc...". Otra vez ese "noseque" me invade. Me levanto sonriendo al natural (sí, ajá!) "Voy a laboratorio... mi equipo debe estarme esperando". Me despido antes de que llegue él.

V

Ella y yo, de nuevo en horas muertas. Estudiamos para el examen parcial Comenzamos a platicar de cosas igual que siempre. Yo le hablo de mi fin de semana en el rancho. Ella me habla de la borrachera que se hecho tres días seguidos. Risas. Como siempre, llegan los temas serios. Ella me habla de él , de manera natural. Sé que es él aunque le cambio el apelativo. Ya no es "Pancho", ahora es "Mi viejo", lo que me hace suponer que la intimidad ha rebasado los limites de una vez. No me quejo, es normal. "¿Que crees?, no se como hacerle, pero esto ya es muy serio... Mi viejo me dijo que esto ya afelpo". "Ahh". Le sonrio. Estoy feliz por él. Hoy día esa tristeza natural que vi en él
desde que lo conozco ha sido sustituida por una actitud más fresca y serena. Me alegro de que este curado. "Ahí viene, y por cierto, viene bastante apetecible...". Volteo subitamente, y es, como ella lo ha dicho: bastante deseable. Viene de traje a raíz de un examen ordinario. Nos saluda a ambas y yo, como siempre, me alejo a mi laboratorio con mi equipo como excusa.

VI

Es la primera vez que los veo besarse. Se ha quitado la barba y el cabello lo trae recogido. No es que este muy largo, pero se le ve muy bien de ambas formas. El profesor dice que se ven muy bien juntos. Yo opino lo mismo.


VII

Ya han pasado casi 6 años desde que iniciaron su relación. Altibajos, buena onda, han tenido de todo en su vida. Pero igual siempre salía victorioso el amor que se tienen. Pero de un día para aca se fueron desgastando. Una oleaje de perversa envida opaco sus entidos y se simbro. Ella me invito a su boda en septiembre, estamos a marzo. La verdad esque acepte encantada.

VIII

La boda se ha cancelado y sinceramente eso me entristece mucho. En primera porque eso de los finales felices no existe (aun para los inadaptados) y en segundo, porque eso me deja bien en clara una lección: No existe el amor.

domingo, 17 de agosto de 2008

MINIFICCIONES

PARA QUE ME LEAN... POR: yaqui
ROMEO Y JULIETA
(mini ficciones)
"LECTURITAS TIERNAS PARA ANTES DE COMER Y DESPUES DE IR AL BAÑO".

1
La espero a la puerta del colegio. Con quince años, era la primera vez que que se aproximaba a una muchacha. La cara quemada, consiguió preguntarle si podía acompañarla. Ella dijo que sí. Sintiéndose ridículo y nervioso, le pregunto si tenía prisa. Ella dijo que no. Entonces él le pregunta si quería ir al cine. Ella dijo que sí. Sin conseguir concentrarse en la película, la miraba disimuladamente. Sus ojos se encontraron y ella sonreía, dándole la mano. Y él le preguntó, de repente si podía besarla. Ella dijo que sí. Entonces su corazón latió mas fuerte, porque estaba seguro de que, finalmente, las cosas empezarían a suceder.

2
Ellos se aproximaban a los sesenta años y ya no se buscaban en la cama. Pero se hacían compañía uno al otro y se gustaban, de la manera como las personas consiguen gustarse a esa edad. Pero una noche él fue hasta el armario tomó una camisa colorida y escogió su mejor pantalón. Después ella lo sorprendió pasándose perfume en el cuerpo y peinándose lo que le quedaba de cabello. Él salió diciendo que iba a visitar a un amigo, pero ella entendió enseguida que era un asunto de mujeres. Acostada, se preparó para una larga espera. Una hora más tarde, sin embargo, él llegó a casa. Tiradose en la cama, encendió un cigarro y después otro, mirando al techo fijamente. Ella lo conocía en todos los gestos y detalles y supo, desde el primer momento, que él había fallado. Ella le extendió una de las manos, que él apretó con fuerza.

3
Entre los arbusto y columpios de tabla, la primera vez fue en el parque municipal. Ella simuló un orgasmo, para que él no se decepcionara. pero nunca tuvo tanto miedo, debido a las personas que pasaban cerca, principalmente los guardias nocturnos. Después ella fue a casa y verificó que había hojas pegadas a su piel y pequeños dolores en el cuerpo. Y hasta hoy, a pesar del miedo, se acuerda de aquella noche como la mejor de su vida.

4
Junto con otros mendigos, ella duerme bajo uno de los viaductos de la ciudad. Sus ropas están sucias rotas y su cuerpo huele mal. Cuando el hombre se le acercó y empezó a acariciarla, a ella no le gustó mucho, pero tampoco lo rechazo. Entonces él fue hasta el fin, apartándose después, en silencio. Ella no obtuvo nada que se asemejara a un placer, porque la única cosa que era capaz de sentir, además del hambre, era una tremenda fatiga

5
Cuando su novio llegó, ella notó, una vez más, que él era muy gordo y siempre estaba transpirando. Cuando él la besó en la boca, lo sintió repulsivo y tuvo la certeza de que lo iba a traicionar después del matrimonio. Cuando el habló de un sistema de pagos, para comprar los muebles, ella pensó que era muy tonto. Cuando la hermana vino a felicitarlos, ella se replegó al de manera diferente. Porque nunca admitiría que se notara el triste fracaso que ellos dos eran. Y cuando finalmente él se fue, ella se metió bajo la regadera
Enjabonándose cuidadosamente, para quitarse su olor. Y pensó que le gustaría ser otra persona. Mucho más joven y con todas las posibilidades y tener la fuerza para abandonarlo
Pero no era otra persona y se fue a dormir, sabiendo que él volvería al día siguiente.


6
Él le dio un beso en la boca. Y luego en el cuello y en la oreja. Ella le mostró la piel toda chinita. De arriba a abajo, fue quitándole la ropa mientras que la besaba por todas las partes del cuerpo. Cuando llegó allá debajo, ella entero las uñas en los hombros y dijo que nunca antes había hecho aquello y que aquello era muy bueno.

7
En el vigésimo aniversario de matrimonio, fueron a comer a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Comieron langosta y tomaron vino, regresaron a casa ligeramente embriagados. Bromeando la llevo en brazos, hacia la cama. Con un vestido a la moda, ella se encontraba bastante deseable para una mujer de más de cuarenta años. Y él fue quitándole la ropa pieza por pieza. Explorándola completamente desnuda, como si fuera la primera vez, él verifica que su cuerpo mostraba una porción de estrías y venas azules. Aunque intentó lo máximo, aquella noche, simplemente no consiguió apartar su pensamiento de aquellas venas azules.

8
¿Tu amarías a un sujeto con un ojo de vidrio?
Ella dijo que la venda negra en los ojos hasta lo volvía atractivo, misterioso. Él estaba completamente borracho y dijo que las personas necesitaban conocerse a fondo. Arrancando el ojo de vidrio, lo aventó dentro de la naranjada de ella. Dijo que si ella bebiese con el ojo dentro del vaso, él quedaría enamorado para siempre. Ella bebió.

9
En la primera noche, pensó que para ser una mujer virgen había penetrado demasiado fácil. Pero él era un sujeto introvertido, se guardaba las cosas para sí mismo, reflexionando en ellas. Cuando a la mañana siguiente ella fue al baño, él verificó rápidamente la sábana. Ningún vestigio de sangre. A un sargento de policía nadie lo hace menos. A la siguiente noche, él salió hacia la calle, a pesar de la luna de miel. Regresó borracho y sin pronunciar una palabra, le dio veinticinco puñaladas. Para su satisfacción, la sábana quedó empapada en sangre.

10
En la cama, le preguntó si podía encender la luz para verla. Ella dijo que sí, cerrando los ojos. Y él le pregunta de repente, si podía fotografiarla al día siguiente, completamente desnuda. Ella sonrió, abriendo los ojos y preguntando: -¿Por qué?.
-Por nada, sólo para tenerla conmigo._ Pero él estaba pensando que el sistema de ellos era un circulo y ellos descenderían de nuevo al fondo y que que un día él circulo podría romperse y ellos permanecerían para siempre empantanados en el lodo de ese fondo. Pero quedaría un recuerdo de ella así: joven, bonita y desnuda.

11
Regresaba muy tarde a casa y siempre borracho. La golpeaba a ella y a los niños. En ella misma la mujer podía soportarlo, pero no en los niños. Agarrando el fierro de atrancar, lo espero en la oscuridad de un rincón de la pared. Cuando entró, tropezando y maldiciendo, ella encontró una agilidad que nunca poseyera y le acertó delleno un golpe en la cabeza...
Con un pequeño gemido, él cayo al suelo. Ella montó sobre el cuerpo caído, sintiéndolo ya un cadáver. Pero le descerrajó varios golpes en la cabeza, hasta cansarse. Después se levantó y fue hasta el cuarto de los niños. Acomodando las cobijas sobre ellos, les dio un beso a cada uno.


12
Ella lo esperaba en lo oscuro. Él no llegaba. Ella se enfureció. Encendió la luz y miró el departamento vació. Y vio, en la pared, el cuadro que a el tanto le gustaba. Rectángulos y cuadrados superpuestos. Él decía que el cuadro era bueno por su simplicidad geométrica. Junto al cuadro había un puñal. A él le gustaba también, aquel puñal. Lo veía cercano a una rudeza que en verdad no poseía. Ella empuña nerviosamente el puñal y comenzó a hundirlo en el cuadro. Después vio el cuadro destruido e intento llorar sin conseguirlo. Él llegó a casa y le preguntó: "¿Por qué has hecho esto?" Ella dijo que no le gustaba el cuadro. Él dijo que era mentira, que el cuadro era suyo y que el cuadro le había costado dinero. Entonces ella confeso que lo había hecho porque él no llegaba a la hora contenida. "Las horas no son diferentes de otras" grito él. Ella dijo que tenía ganas de morir. Pues entonces, muérete. Ella se aproximo a la ventana. Había cinco pisos. El no creía que ella se atrevería, pero nunca se podía tener la seguridad. Tuvo miedo de que se tirara sólo para que probarle esto: que era capaz de tirarse. Entonces dio un salto y la tomo por la espalda gritando que era una neurótica. Ella le dio una cachetada. Él la empujo, con fuerza tirandola al piso. Ella pudo haberse protegido, si hubiera querido, pero prefirió caer con violencia y escándalo en el suelo. Él tuvo miedo de que ella realmente se hubiese lastimado y sintió alivio cuando la vio sollozando bajito y más calmada. Él hubiera querido que existiera algún otro cuarto en el departamento, al cual pudiera irse. Pero no lo había y pensó atrancarse en el baño. Ella estaba, además, caída y descompuesta, en el piso, con las piernas enteramente descubiertas. Y él fue acercando la mano, despacito. Las piernas de ella se cerraron, tersas, como en un rechazo. Pero él insistió en acariciarla. Y ella se fue aflojando, poco a poco, ofreciéndose.

13
Estaba enamorados el uno del otro. Él era medio teatral y dijo, un día, que las historias de amor perfectas terminan con la muerte. Como en Romeo y Julieta. Porque, de lo contrario, llegaría el tiempo en que Romeo y Julieta pelearan por cosas mezquinas y ridículas. Cuando terminaron de amarse una vez más, ella tuvo miedo y pregunto: "-que haremos si eso llega a suceder?". Él dijo que en la cocina había una estufa y en esa estufa llaves y que ellos podrían arrastrar la cama para allá y desvestirse y luego accionar las llaves y abrazarse como si nada estuviera sucediendo. Como si el gas no estuviera comenzando a penetrar en sus narices, mezclándose a los estremecimientos y gemidos del cuerpo y provocando un sueño que nunca había de disiparse. "-Es completamente indoloro" Dijo él, soltando una carcajada. Mas ella nunca sabía cuando él estaba bromeando o hablando en serio.
FIN