I
Había leído poco de
ese autor. Si no es que casi nada, pero me tenía entusiasmada con alguna prosa
que leí por ahí. En mi entusiasmo más enfebrecido, tome el libro entre mis
manos y corrí hasta la caja del súper. Versaba "Ofertas" el letrero.
Y no me lo podía creer. Estaba yo maravillada de que estuviera ese autor ahí.
Deseaba con todas mis ganas ese libro. Pague. La cantidad: 75.90 pesos. No
tenía más dinero, pero valía la pena. Ya tendría que leer en cuanto abordara el
autobús. Muchas horas me esperaban de Mazatlán a casa. Salí del centro
comercial, con la sonrisa plena, con el alma atolondrada por mi compra. Me
acomode en el asiento, cerré mis ojos, ni el ruido de mi hermano roncar, ni el
sistema de aire acondicionado mal equipado haría que despegara mis ojos de esa
joya literaria. Abro el libro... Una hoja impresa sí... otra no... Una sí...
otra no... Cerré mis ojos. Estaba enojada... mucho. Los cerré con fuerza y
fingí dormir.
II
Llevaba muchas horas
formada, pero valía la pena. Había esperado con ansiedad casi adolescente poder
estar ahí. Espere pacientemente hasta que fuera mi turno, deseaba ese boleto,
ya me veía ahí, gozando de ese placer tan magnifico... faltaban solo 5 personas
más para que fuera mi turno. Salen a anunciar "Agotados". Reclamos,
enojo colectivo, mucha ira... No hubo respuesta para calmar esa hiel.
III
Es lunes, mi papá me
ha dado un billete de 100 pesos para todo el mes. "es mucho dinero para
una persona que va a la secundaria", alega él. Debo cuidarlo muy bien,
porque mi papá no me dará más. Ni siquiera para los trabajos escolares. Para
llegar a la escuela tengo que tomar dos camiones, uno que me acerque al segundo
que me dejara a unas cuadras. Al subir pago al chofer con mi flamante billete.
Me dice "recórrete hacia atrás". Y yo digo "pero mi camb...”.
¡Recórrete! Grita. Soy una niña. No sé lidiar con adultos, pero me pongo
atenta. El microbús se llena al tope y no sé como regresar a la entrada para
solicitar la devolución de mi cambio. Se me ocurre una idea. Por lo regular,
donde bajo bajará mucha gente. Mi plan no tendrá falla. Bajare rápidamente y
correré hasta la puerta principal para pedirle mi cambio. No fallará. Al llegar
al sitio donde bajo, doy un salto tremendo y corro hacia la entrada. Para mi
suerte... nadie más bajo y el camión salió disparado. Y lo veo partir, con el
dinero de todo el mes y yo a medio camino de llegar a la secundaria...
IV
Tenía mucha hambre.
Demasiada. Salí a comprar y me decidí por pollo K. Pedí pacientemente mi
paquete. No tenían cambio y me hicieron esperar. Cuando por fin me dan mi
cambio, olvidaron que les di un billete de otra cantidad. "me falta",
le dije a la cajera. "Ya te lo di" - Asegura con firmeza. "No.
Dame mi cambio", repetí con firmeza. Murmuro algo, luego me dio el resto y
espere mi comida. La chica me dio un paquete cerrado que yo no revise, porque
siempre lo hago, pero esta vez no. Camine largo rato, compre otras cosas para
mañana desayunar. Me quede mirando otras más y tonteando por la calle. Llegue a
casa y esta vez dispuesta a comer con mucha hambre. Faltaba la pieza más
importante. ¡Me la pase tonteando más de media hora... carajo! Pensé en ir a
reclamar, pero recordé la escena del dinero.
¡Siempre me pasa! Olvidan darme bien el cambio, no me dan las cosas
completas, estoy tan enojada.... Después de quejarme amargamente con mi pobre
novio me doy cuenta que adicionalmente me había timado en otra cosa importante.
Me enfade, esta vez me enfade en serio. Tome las cosas, salí furiosa a
reclamar... y llegando ahí, no tenía el ticket. ¡Tenía todos los tickets del
mundo, menos mi argumento con el que bien pudiera salir bien librada!... me
quedo ahí bastante rato... recordándome como Alejandra la mala suerte. Cerré
los ojos. Calma... calma... Tire la basura en su lugar. Fui al baño, estaba muy
molesta conmigo misma, siempre me pasan estas cosas tan absurdas... cerré los
ojos. Recordé. Recordé todas esas veces ya enterradas en la memoria. Camine a
casa, tonteando otra vez. Pensando en mi propia estupidez. Pienso en mi estupidez
todos los días y en cómo me he esforzado para dejar de serlo... y sin embargo,
la gente es, difícilmente cambia. Me siento tan torpe. Camino a casa y llegando
me quito las botas. Busco bajo la cama mis pantuflas de estar... y ahí esta. El
ticket burlándose de mí. Cierro los ojos. Y suelto una carcajada tremenda. Caso
cerrado.
V
Había dejado de creer en la mala suerte. Mi mamá siempre me
decía que eso no existía. Que la suerte
se la hacía uno. Le decía "Mamá,
esque me pasan cosas tan tontas, me hacen sentir muy torpe, muy indefensa, muy
fuera de mi..." Y ella decía
"Quizá tu atraes eso, porque así lo piensas, si dejaras de atraerla, quizá
las cosas serían diferentes". Pensé
mucho tiempo en eso. Un buen día empece
a pensar diferente. Pero hay días, jeje,
días y días que cuando me suceden estas cosas, me hacen recordar todo esto,
como en una ráfaga de recuerdos amargos.
Y nunca sé como reaccionar. Y
reacciono siempre de la peor manera...