domingo, 8 de septiembre de 2013

El triunfador



Su mirada permanecía expectante, sin decir nada o hacer algún movimiento que pareciera involuntario, cualquier situación que perturbara la calma, sería visto con horror por los asistentes   

La fina tensión en un hilo podía cortarse con una navaja afilada, cualquier sonido que saliera de sus bocas, podría darle ventaja y hacer de alguno el vencedor.  Todos estaban mudos, con las manos en las bocas, sin hacer el menor sonido que pudiera perturbarles.

Llevaban días así y ya habían pasado muchas cosas entre ambos, eran gladiadores del silencio insospechado, cada cual tenía una manera de llevar las cosas a un límite desconocido por su oponente, y ambos estaban agotando los recursos y la estrategia, se les veía en un hastío tal, pero sin animos de ceder.

  En varios imperios se había derramado sangre innecesariamente, de civiles que lo unico que sabían era un honor mal trecho y una idea vendida entre ceja y ceja que no les daría de comer a sus familias, y conpavor pudieron ver los vestigios de la guerra.  

Se habían cansado de mirar. No querían sangre, ambos pertenecían a reinos lejanos rivales, y querían arreglar las cosas sin involucrar más vidas que las propias.  Ella lo miraba expectante.  La piel brillaba por el sudor, la sangre y la violencia.  Él estaba suspendido en sus ojos.  Ni siquiera era capaz de  ver las heridas propias provocadas en su cuerpo formidable.  Ambos habías preparado sus cuerpos para eso, para el ultimo aliento, la ultima entrega.  Luchar por la libertad que les habían vendido su pueblo, agotarse en el cuadrilatero, sin más, no desistir.  Ambos representaban sus países con cierto orgullo animal, como razas expedidas por el demonio.  Estaban ahi para cumplir su destino abismal.  Ella sin saberlo era sensible al tacto, a las manos mullidas y el estomago de roca, era capaz de celebrar las cadenas que les unen con una fiesta parroquial en la alegoría que les espera si ganan.  Cuando nuevamente las armas y la furia desencadenaron, ella dejo caer las manos y se dejo vencer en un acto de derrota tardía.

La euforia de los ganadores hizo que los asistentes del otro lado bajaran los rostros con verguenza.  Se sentían enojados por haber elegido una mujer.  Ella quedo en el suelo.  Cerro los ojos en vilo.  Y por fin descanso su ser. 

Mala suerte?



I
 Había leído poco de ese autor. Si no es que casi nada, pero me tenía entusiasmada con alguna prosa que leí por ahí. En mi entusiasmo más enfebrecido, tome el libro entre mis manos y corrí hasta la caja del súper. Versaba "Ofertas" el letrero. Y no me lo podía creer. Estaba yo maravillada de que estuviera ese autor ahí. Deseaba con todas mis ganas ese libro. Pague. La cantidad: 75.90 pesos. No tenía más dinero, pero valía la pena. Ya tendría que leer en cuanto abordara el autobús. Muchas horas me esperaban de Mazatlán a casa. Salí del centro comercial, con la sonrisa plena, con el alma atolondrada por mi compra. Me acomode en el asiento, cerré mis ojos, ni el ruido de mi hermano roncar, ni el sistema de aire acondicionado mal equipado haría que despegara mis ojos de esa joya literaria. Abro el libro... Una hoja impresa sí... otra no... Una sí... otra no... Cerré mis ojos. Estaba enojada... mucho. Los cerré con fuerza y fingí dormir.

  II

 Llevaba muchas horas formada, pero valía la pena. Había esperado con ansiedad casi adolescente poder estar ahí. Espere pacientemente hasta que fuera mi turno, deseaba ese boleto, ya me veía ahí, gozando de ese placer tan magnifico... faltaban solo 5 personas más para que fuera mi turno. Salen a anunciar "Agotados". Reclamos, enojo colectivo, mucha ira... No hubo respuesta para calmar esa hiel.

  III

 Es lunes, mi papá me ha dado un billete de 100 pesos para todo el mes. "es mucho dinero para una persona que va a la secundaria", alega él. Debo cuidarlo muy bien, porque mi papá no me dará más. Ni siquiera para los trabajos escolares. Para llegar a la escuela tengo que tomar dos camiones, uno que me acerque al segundo que me dejara a unas cuadras. Al subir pago al chofer con mi flamante billete. Me dice "recórrete hacia atrás". Y yo digo "pero mi camb...”. ¡Recórrete! Grita. Soy una niña. No sé lidiar con adultos, pero me pongo atenta. El microbús se llena al tope y no sé como regresar a la entrada para solicitar la devolución de mi cambio. Se me ocurre una idea. Por lo regular, donde bajo bajará mucha gente. Mi plan no tendrá falla. Bajare rápidamente y correré hasta la puerta principal para pedirle mi cambio. No fallará. Al llegar al sitio donde bajo, doy un salto tremendo y corro hacia la entrada. Para mi suerte... nadie más bajo y el camión salió disparado. Y lo veo partir, con el dinero de todo el mes y yo a medio camino de llegar a la secundaria...

  IV

 Tenía mucha hambre. Demasiada. Salí a comprar y me decidí por pollo K. Pedí pacientemente mi paquete. No tenían cambio y me hicieron esperar. Cuando por fin me dan mi cambio, olvidaron que les di un billete de otra cantidad. "me falta", le dije a la cajera. "Ya te lo di" - Asegura con firmeza. "No. Dame mi cambio", repetí con firmeza. Murmuro algo, luego me dio el resto y espere mi comida. La chica me dio un paquete cerrado que yo no revise, porque siempre lo hago, pero esta vez no. Camine largo rato, compre otras cosas para mañana desayunar. Me quede mirando otras más y tonteando por la calle. Llegue a casa y esta vez dispuesta a comer con mucha hambre. Faltaba la pieza más importante. ¡Me la pase tonteando más de media hora... carajo! Pensé en ir a reclamar, pero recordé la escena del dinero.  ¡Siempre me pasa! Olvidan darme bien el cambio, no me dan las cosas completas, estoy tan enojada.... Después de quejarme amargamente con mi pobre novio me doy cuenta que adicionalmente me había timado en otra cosa importante. Me enfade, esta vez me enfade en serio. Tome las cosas, salí furiosa a reclamar... y llegando ahí, no tenía el ticket. ¡Tenía todos los tickets del mundo, menos mi argumento con el que bien pudiera salir bien librada!... me quedo ahí bastante rato... recordándome como Alejandra la mala suerte. Cerré los ojos. Calma... calma... Tire la basura en su lugar. Fui al baño, estaba muy molesta conmigo misma, siempre me pasan estas cosas tan absurdas... cerré los ojos. Recordé. Recordé todas esas veces ya enterradas en la memoria. Camine a casa, tonteando otra vez. Pensando en mi propia estupidez. Pienso en mi estupidez todos los días y en cómo me he esforzado para dejar de serlo... y sin embargo, la gente es, difícilmente cambia. Me siento tan torpe. Camino a casa y llegando me quito las botas. Busco bajo la cama mis pantuflas de estar... y ahí esta. El ticket burlándose de mí. Cierro los ojos. Y suelto una carcajada tremenda. Caso cerrado.

V

Había dejado de creer en la mala suerte. Mi mamá siempre me decía que eso no existía.  Que la suerte se la hacía uno.  Le decía "Mamá, esque me pasan cosas tan tontas, me hacen sentir muy torpe, muy indefensa, muy fuera de mi..."  Y ella decía "Quizá tu atraes eso, porque así lo piensas, si dejaras de atraerla, quizá las cosas serían diferentes".  Pensé mucho tiempo en eso.  Un buen día empece a pensar diferente.  Pero hay días, jeje, días y días que cuando me suceden estas cosas, me hacen recordar todo esto, como en una ráfaga de recuerdos amargos.  Y nunca sé como reaccionar.  Y reacciono siempre de la peor manera...