lunes, 16 de febrero de 2009

El terco

Mutilado de la vida. Es un engendro. Mutilado del amor y de las emociones más completas. Mutilado para perderse en los abismos del deseo y la necesidad. Es un bobo. Estudio la carrera de filosofìa solo por la maldita suerte de entender la vida. Y la termino sin lograr comprender lo que los otros ven en ella. Sigue sin explicarse la moral y la etica. Platón era divino y seductor. Pero jamás le toco un pelo. Sigue siendo un caballero virgen y medio explorado. Se le ve ir por ahi. Ajeno a la necesidad que no sea su propia presencia inanimada. Perpetuo, espiritú sin ser, loable y pueril. Un alma errante que da constancia en su pelaje, de su higiene personal, en la forma en que bebe el alcohol y disfruta la comida. Pero por demás es incapaz de sentir. Me dijo al oido "¿me sigues?"... Y no hubo marcha atrás. Mis mejores momentos lo vivi en su almohada, en su cama, en la forma en que movia los labios. Insensible. Remoto. Incompleto y concluso. Adjecto. Musical... Y sin un apicie (lo más honesto que vi en la vida) se dio la vuelta. Mil vidas lo espere. Otras tantas lo esperare. Igual no regrese nunca. Pero igual lo estaremos esperando: mi vagina, mi cuello, mi cabello, mis ojos, mi lengua, mi cerebro y yo.

No hay comentarios: