domingo, 22 de febrero de 2009

Bueno, probando? Uno... dos...

"Hay mujeres que por el simple hecho de existir te tatuan el espiritu. No necesitan un arma punzo cortante para aniquilarte el alma. Basta solo con que te hagan descubrir una parte de locura que en ti no conocías, para terminar riendiento al deseo, la necesidad y el torrente de excentricidades al que te arrastrara sin retorno"
ALejandra hablando ante un auditorio desinteresado. Abùr.

CAMAFEO

A esa mujer la amba simple y llanamente porque estaba loca. No habìa dobles intenciones, una concnetraciòn de ideas, era simple: perdí los estribos el día mismo que me escogio entre tantos.

Todo iba bien. Era una mujer bipolar, pero yo de algún modo entendía lo que sucedía en su cabeza. Me era fàcil adivinarle las intenciones. Hasta para beber cafè tenia una forma peculiar de servirlo: cerezas y vodka.

Seguì mi rutina como de costumbre. Amaba sus etapas gore, freack, looser. Ahora era una actriz consumada. Estaba en su etapa de mujer sumisa y lavaba mis ropas con la bondad de una madre. No me gustaba cuestionar. Cocinaba el desayuno usando un delantal de flores, me despedia con un beso enorme y escarlata que no permanecìa en mi mejilla al llegar a mi destino. Algo enfermizo que incluso mis compañeros hacían muecas divertidas. Me agradaba esa etapa más que las otras porque no le quedaba en absoluto y hacía verdaderos malabares para adaptarse a esa nueva personalidad. El esfurzo era fino, particularmente perverso, y lo que podía hacer era mostrarme complacido portando sus besos como trofeos de guerra.

Esa tarde era distinta. La casa estaba vacía, no olía a incienso, marihuana, comida o copal. La angustía empezaba a crecer, pero no podía dejarla salir a flote hasta tener evidencia contundente. Pero en mi ser lo sabía. Habia una nota: Vuelvo mañana. Me enfade. Un enfado sin sentido, pero al final frustrado. Mi hermosa y arcaica pareja habia desaparecido. Llame con una tranquilidad desconocida a cuanto ser conocía. Nada. Termine rendido y esa noche casi no dormi. Resignado y con la anticipación de un condenado, volvi al trabajo inmerso en innumerables recuerdos. Por la tarde exhausto, perdido, halle algo que me sorprendio como nada: "Volví pero no estabas, regreso pasado mañana".

Mi mujer. No sabia si era un juego o si en realidad me estaba dejando de manera anticipada. Me sentía usado, pero mi naturaleza tranquila y gris me daba esperanza y fé en la desesperanza... mi hermosa joya se esfumaba mientras yo estaba de pie frente a la nada

.
Espere con ansias el tercer día. Deje mi rutina religiosa y por vez primera no fui a trabajar. Pero ella no aparecio. Dormi tarde. Dormi mal. Pero podría jurar que sentí un beso a media noche, sin saber si era una necesidad o ella en un suspiro.

Pasaron dìas, meses. Seguìa sin volver. De la nada aparecio una mujer de cabello llamativo y ropas funebres. Ella me acaricio la mejilla mientras andaba por la calle, me beso como si nada. Lo supe entonces y lo sè ahora. La amo más que a mi mismo. Caminamos tomados de la mano. La conoci asi. Yo, un hombre promedio y ella solo tomo mi mano y caminamos. Me sorprendi pero no dije nada. Tenia miedo a hacer el ridiculoo a despertar el interes de los demás. Soy timido y no domino la maestria del amor. Ella lo interpreto como un acto osado. No lo sè. Nunca hablamos de ello. Hicimos el amor y nos presentamos conforme surgian las cosas. "
-quieres cafè...?- tratando de indagar su nombre.
-Matilda"

No cuestione si era un nombre falso. Pero llevaba en su bolso un carnet: Ana María Ortiz. Colombiana.

Segui llamandola matilda. Me gustaba y le pegaba el nombre.

Matilda era una brisa, un suspiro, un soplo de aire fresco después de la amargura, algo qeu llega y se va. Matilda hizo mi vida un desorden complicado, pero me hizo descubrir partes que ni en sueños imagine.

Ella se fue un lunes. Un día triste, nublado, emblematico. metaforico, tal vez. Me gusto que se fuera en lunes, porque un viernes no lo hubiera soportado. Me fui al trabajo como si nada. Y segui mi vida esperando que una mujer, cualquiera en general, ella en particular, me tomara de la mano e me hiciera el amor esa noche. No sé. Aun espero. Matilda debe estar haciendo feliz a alguien, a cualquiera, supongo. Creo que esa es su función.