jueves, 19 de marzo de 2009

minutero

Una mujer se mide por sus deseos. Ella es una ventisca, hielo seco, sexo condicionado. La otra siempre es lo contrario: fuego liquido, dinamita, elemental. Ella esta siempre cansada. Los niños, el hogar, su madre. Cosas que la absorben y no la dejan sentirse una persona unitaria. Se olvida de si. La otra no. Jamás. Siempre esta ansiosa, alegre, digna. Ambas son distintas y sin embargo.. sin ninguna puedo vivir.

2 comentarios:

oenish dijo...

cómo está usted? es muy cierto lo que usted dice y es más, podría aplicarse a todo lo existente, no únicamente una mujer sino el caracter de todas las cosas puede comprenderse mejor si sabemos percibir los deseos e incluso lo que uno aprende sólo muestra su influencia en nuestro ser cuando deseamos de manera distinta, podemos ser caprichosos, por ejemplo, eso no cambiará, pero mientras "maduramos" somos caprichosos en distintas cosas, no cree usted?

oenish dijo...

por cierto, de lo que he leido de usted lo que más me gusta es la descripción que hace de usted misma, nunca había visto que alguien ocupase tantos adjetivos, si pienso en mí, encuentro como tres solamente, mi descripción es demasiado banal y vacía, por qué será?

ahhhhh pero si alguien me hace una sola pregunta puedo hacer un ensayo entero y hablar y hablar de mí, lo bueno es que no soy capaz de hablar y al mismo tiempo recapacitar en lo que estoy diciendo, ese maldito ego neurótico que no se soporta a sí mismo, hermoso deseo que es capaz de sentirse sin artarse de sí