domingo, 2 de noviembre de 2008

Cuando las mujeres se revelan al éxtasis de ser un sexo manipulado

II A

Todo sucedió tan a prisa que a Alejandra no le dio tiempo de gritar, ni siquiera pudo expresar una mínima emoción. Después de un rato, se miro la entrepierna y vio correr la sangre en forma de cascada incandescente, y aún así su mente no procesaba algún trastorno humanitario, al razonar la idea se miro al espejo y le devolvió el atisbo un rostro pálido y asustado. La fascinación le curvo los labios, las pupilas dilatadas se extendieron al contemplar el color escarlata teñir el suelo y las paredes… como abandonaba gradualmente el matiz a la piel… Fernando había tomado la decisión por cuenta propia, eso la excusaba a sentirse liberada de cualquier sentimiento de culpa, o la emoción criminalista que se hace al trazar un perfil asesino… Pero en ese momento no era del todo conciente. Se sentó a su lado y el cuerpo inerte le devolvió de súbito una sensación placentera de espectador burlado. Era un cuerpo nítido, real, fantástico, pesado. Sus dedos se posaron en la frente destrozada y palpo la textura que fluía entre las yemas de los dedos. No había una coagulación normal. De súbito experimento fastidio, nausea, ¿porque demonios la sangre es tan escandalosa?
“Semejante imbécil, ¿y ahora quién va a limpiar tu porquería?” La ira invadió sus entrañas de súbito. Tomo un pañuelo y lentamente se limpio las manos, esperando borrarse ese olor que poco a poco adquirió nuevos tonos, y que al paso del tiempo, difícilmente olvidaría.



I A
Hubo un momento de silencio. Al parecer las voces no eran tan certeras. Tenía miedo a lo que fueran a pensar las personas. Alejandra no le daba motivos para querer estar vivo. De hecho, no tenía ninguna apreciación voluntaria para sentirse satisfecho con su entorno. Lo intento todo: cambiar sus hábitos, beber, dejar de hacerlo, drogas, placeres extremos e involucrarse en temerarias hazañas. Nada conseguía liberarlo de ese vacío impoluto, nada aliviaba al espíritu. Y Alejandra seguía sin ayudar. Las voces no cesaban, haciéndose más molestas e intransigentes, exigían algo que no podía ser. Alejandra se les unía en un coro desquiciante. Matrimonio, hijos, un hogar. Una letanía larga y desesperante. ¿Eso es lo que buscaba? Son cosas que se pierden con facilidad. Sobre todo si no eres un ser ordinario que disfruta de los placeres simples, sencillos. Las voces son ahora hostiles, grotescas, maliciosas. Insoportables. Las venas palpitan, la vida se le sale por los poros muy lentamente. Él no quiere sentir mucho, pero duele demasiado, le desespera la falta de confianza en sus decisiones. Las voces se unifican en una sola y Alejandra sigue sin decirle nada. El silencio se torna desquiciante y Alejandra ya no quiere hablarle. Se siente acorralado, los bemoles de las voces le destrozan los tímpanos, ¿o es acaso que todo es un producto de un proceso mental bien elaborado? ¡¡Qué maravilloso es el devenir intelectual!! una paleta de sonidos graves y agudos. ¡Cállense! ¡Así no! Una cacofonía hueca. ¡Vaya mierda! Las voces después de tantos golpes permanecen insistentes. Siguen ahí hasta donde sabe… lo acompañan hasta donde el se proponía ir solo.



B
Desde el día en que lo vi lo supe. No deje de fantasear con él. Era algo muy sencillo de explicar, mi cuerpo reaccionaba en un cúmulo de emociones afectivas y sistemáticamente lo fui idolatrando. Esa sensación enfermiza de posesión para obtener un orden. Ya no era un amor juicioso, sino una peligrosa adicción. Hasta que lo mire tuve sueños de bienestar, hogar y descendencia para reivindicarme con el mundo. Mi vida, que hasta ese momento era un desperdicio vacío e imbécil, de pronto se volcó en la cumbre de la felicidad. Me sentía muy completa sin la complejidad de las cosas, satisfecha en la mediocridad. Y por supuesto, no tardaron mucho en aparecer deseos más básicos. Por alguna razón el sexo me parecía más secundario que cualquier otra cosa. Era más bien la conquista del pensamiento y la contrariedad que eso conlleva. ¿Qué sucede cuando no es correspondido? ¿Qué sucede cuando él no es capaz de entregarse por completo al juego sin reservas quisquillosas? La burbuja se rompe y viene el torrencial de sufrimiento, lágrimas y despecho. Entonces la frustración se hace latente y la ira acompaña a los sentimientos nobles. Entonces el hilo fino que se teje al enamorarse se transforma en una soga que lastima y que ahoga al implicado. Todo lo que se experimenta se transforma en lo contrario y entonces se sufre un desengaño peor que el que se sentía antes de externarlo. Y las cosas dejan de tener sentido. Mi vacío volvió para transformarme en una persona errática y perdida. Y vuelve a ser una existencia estéril y solitaria. Y me pierdo en un espiral cuyo fondo no puedo ver… no quiero pensar más en ello. Y las fantasías se vuelven caníbales, asesinas, monstruosas, fétidas.

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