domingo, 8 de noviembre de 2015

Cada noche. Al volver del trajin cotidiano. Donde tenia que andar con los puños en alto, al descolgar el teléfono y escuchar tu voz, sabia de antemano la deliciosa sensación de volver a casa. El abrazo con el teléfono que me recibían tus palabras eran un sosiego para este corazón ajetreado e inmerso en la rutina mas lacónica. Eras mi templo de paz y armonía. Y con ese abrazo mi mente volaba a tu lado para dormir a placer mientras tus continúa as hablando. Nunca es que me aburrieras, quiero que lo sepas bien, sino es esa sensación de bienestar que te hace cerrar los ojos y pensar que todo, pase lo que pase, estará bien mientras siga a hablando....
Ya no te escucho más. Ya no duermo a tu lado. No se que cambio. De repente estabas muy cansado o dormido o trabajando. Ya no estabas. Deje de experimentar el placer de domir a tu lado. Y aquí estoy. Son las 4, las 5.... las 6... sigo sin pegar ojo. Añorando esos tiempos de tu voz aliviando mi ser, dándome la sensación de amor excelsa e infinitesimal. El insomnio volvió cuando te ausentaste en las miles de millas que ta estabas lejos....

No hay comentarios: