sábado, 7 de mayo de 2011

La carta

Sumida en sus pensamientos, en sus más grandes horrores, Eli abre la carta mientras exhala el humo por la boca.

La justicia, valiosa, interpretativa a las normas torrenciales, abre un hueco en su corazón palpitante.

La carta tiene una apostilla, viene del consulado.

Le roba un suspiro nacido del alma, una lágrima amarga, seguida de una sensación de bienestar.

Paulo regresa de Jordanía, ileso.

Ella se abraza a la carta, se tira en la cama, cierra los ojos, esta muy contenta.

Es hora de dejar descansar a la razón.

No hay comentarios: