lunes, 18 de marzo de 2013

Hombres necios que acusais a la mujer sin razón...

Me hubiera encantado que me vieras entre toda esa gente. Que me notarás. Que supieras que soy alguien memorable, alguien digno de ser alguien en tu vida. Pasaron los años. Y yo me case, me divorcie, hice estupideces en mi vida. De la nada te acercaste, me invitaste un café. -Me llamo X. -Si, lo sé. Me miras sorprendido. Me enfade conmigo, no hubiera hecho ese comentario. Te ríes. Sonoramente. -Que bien, entonces... al menos podemos reducir la conversación a ti. Me hubiera encantado que las cosas no fueran tan diferentes. Teníamos más más de 12 años de conocernos, de sabernos los gestos, de dimensionar en las caras, de articular con soltura. Habíamos pasado por tantas cosas, y la simetría siempre era la misma.Me siento en la cumbre de tus ojos. Te permito la entrada al territorio de los desvalidos. Mi espalda esta cansada de curvarse entre el pasado, el presente y la falta de futuro. -Fui a tu concierto y me gusto. Pero el final fue catastrófico, casi un crimen. -Me hubiera gustado que en nuestra primera cita no terminar peleados. Lo cierto es que el Hubiera no existe. Es solo una excusa barata para excusar un acto de arrepentimiento. Pero no hay rencores. -¿Sabes? No, no sabes... nunca sabes. Solo provocas... quizá lo único que bien sabes como robarle el aliento a una mujer a primera vista. -¿Recuerdas los Besos de sandía. -En el alma. -De verdad, Alejandra, Espero tu re-vindicación, vuelve pronto a esta ciudad, será bueno verte menos estresada, más... feliz! -¿Feliz? No me ofendas... eso no existe. -Nunca cambiaras, ¿sabias eso? -No quiero cambiar, estoy muy vieja para eso. -Bueno, el día que así lo decidas, quizá te rodees de cosas buenas. Ya sabes: un esposo, hijos, un perro, un gato, una casa blanca, estabilidad emocional... -Quizá. Pero esas cosas no son para mi. Desde que te fuiste de mi vida renuncie a esas cosas. -¡Qué mal! Yo que creía que eras otro tipo de persona. ¿Sabes? Al oírte hablar de verdad me haces sentir que fue buena idea separarnos. Mirate ahora, eres una mujer amargada que das pena a ti misma. Y yo en cambio... -Ni lo digas: eres feliz, casado, con hijos y estabilidad emocional, ¿no? -¡Así es chica lista! -Bueno, creo que no estoy para escuchar esas cosas, menos de ti... -Solo quiero que seas tan feliz como yo lo soy. -Anda, largate a tu casa. -Eres la mujer más húmeda, hibrida, demencial, vòlatil, socarrona, inmersa en tus deseos, con las piernas abierta, el alma en un hilo y los anhelos sofocantes, que conozco. No sé. Sería una pena que todo ese fuego se extinguiera. mereces más. -Algún dia lo desee tanto como tu mencionas. Solo que cuando te fuiste, me he secado por completo. -Lo siento... -Ya no importa. Cuidate.

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