lunes, 15 de febrero de 2010

Ciclos biogenesicos

mire su perfil reflejado en la ventana. Fumaba como loca, nariz aguileña, cabello corto.
La mire mientras pintaba. Estaba loca, era demencial, volatil, enferma.


Pense en las cosas que ocurren. Y en como llevan cierta inercia. Pense en ti. Pense que las podrian ser diferentes. Y entonces pasan y fluyen de manera enigmatica.

pero siempre hay una cuestión engorrosa en todo esto. Un hilo de voz, una necesidad implicita, una negativa que lo joroba todo. Creo que me he vuelto adicta a las emociones destructivas, todas aquellas que pueden dañarme, ofenderme, demorar mi plenitud. Y pienso en ti de nuevo. En lo mucho que me gustas, en lo que me encantaría hacerte. pero también hay cosas que puedo decir, que no me salen de la boca por más esfuerzos rudos que hago. Soy antisocial, irreverente, rara. Y siempre con la pinche autoestima en el piso. Pienso en las veces que te perdi por pensarte demasiado. De noche soy más tibia, más personal, pero no dejo que me veas desnuda por varias razones.

Mis ojos estan cansados. El trato era este: sin amor y sin deseo, sin pasión y sin cursilera. En algún recondito lugar de mi ser exige querer y enamorarse, la parte superficial, la envoltura se revela ante este pensamiento.

El ojo de la lagrima fácil.
La entrada al circulo polar.
Estigmas mentales.
Dolores que se extirpan.
Enemigos de la mente.
Felices fiestas a todos.
El amor que nunca es fácil.
La mentira que te hace real.
Mi inocencia al decirte que te quiero.
Mi cinismo al repetirlo dos veces.
El cohete que te esfuma la alegría.
La nobleza que perfuma tu entrepierna.
El sexo con el que me vuelves loca.
La moralidad que me impide claudicar.
El improperio de tus labios aceitados.
La muerte del alma en la cama.
Los juramentos que se cumplen.
Un dios como testigo de mi vulgaridad.
Esperanza que sofoca a la migala.
La tenacidad de tu charla al enredarme.
Tu ausencia que moja la cama.
Las preguntas que no quieres responderme.
El acido en tu espalda almidonada.
La caricia con que me tocas el ser.
El magnetismo animal del deseo.
La pertenencia que me hace una bastarda.
Besos en tu frente
que bajan a la yugular
que se detienen en tu pecho
que se enfocan en tu latido
que recorren tu vientre
y que se deslizan por tu sexo.
Amores que no entiendo.
Días raros, sin sentido.
Me pongo más vieja, más fea...
me pongo más amargada, más pendeja,
mis hilos de sapiensa se hacen fragiles,
mis pies se sostienen
por el sentido del tacto,
mis ojos ya no ven, ya no te buscan,
la sal de mis lagrimas,
el terror de la vulnerabilidad,
mi sequia interna...
el manitico encuentro con la muerte,
siniestras locuras que terminan mal,
los viajes en el nombre de un deseo,
los miercoles de cine a los cuales ya no asisto,
pense en las cosas que me faltan
en las que me duelen
por momento creo que la soledad es lo mio
pero luego me revelo
y pienso en ballenas blancas
leones azules
mariposas monarca,
borregos cimarron,
espejismos ideaticos,
paraisos perdidos,
los hijos que me negue a tener,
los hombres que me dejaron,
y pienso que no vale la pena
seguir pensando
lamentando
emulando
cascada de coagulación
amilasa salival deteriorando las palabras
el ácido clorhídrico disociando los sentimientos,
los canales de calcio evocando mi cansancio por vivir,
el sistema nervioso central en un consternado estado,
y la depresión que viene a cobrar factura
a la parte fisica
derivada de la mental.
Si las palabras no fluyeran
si no las olvidara
si mi usb siguiera conmigo
si J se hubiera casado conmigo...
que cosa hubiera sido diferente?
en el proceso evolutivo
decadente
en tu proceso delictuoso y basal
el estado más puro de la materia organica
en tu ciclo biogenesico
la maravilla de tu cuerpo
donde me quedo yo?
porque no pienso en ti
o en ellos
porque no tengo a nadie en quien pensar?
porque se esfuma tu recuerdo
si quiero querer lo que quise en su momento
Y dormir es placentero.
La belleza.
Tan desconocida por mi.
lejana. Ambigua. Momentanea.
Y la inteligencia
que es mi dislexia...
no me recupero
de mi
de mi estupidez
de mi olor
de mis traumas.
Huelo a sangre.
Qué daría por oler a ti...

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