domingo, 29 de diciembre de 2024

Casi se termina el año.
Tengo 40 años. Vestigios de las caricias, de las palabras amorosas, de los recuerdos me inunda.  Supongo que es normal.  Es normal ese ambiente nostálgico, oscuro, impaciente.
Ayer terminé definitivamente con Zamir.  No es que tuviéramos una relación, era simplemente una ilusión momentánea.
De repente recibí un mensaje de Josué.  Eso evidentemente me levanto un poco el ego.  Luego otro mensaje de Arturo.  Mismo caso.
Pero aquí sigo, soltera, sin pareja.  No porque no quiera, sino porque son incapaz de ser alguien que pueda ser considerada una pareja a largo plazo.
Habemos personas que nacimos para ser una diversión momentánea, para brindarles sosiego y entretenimiento.  No somos más que eso.  Aquellas para llenar sus vacíos.  Quizá ya debería estar un poco acostumbrada a ello, pero es un poco chocante.
Me levante sintiéndome un poco cachonda.  Entre el sentirme amada o satisfecha a estas alturas no tengo elección.  Acepto con cierto recelo mi ultima opción, porque si bien no es la que más me satisface, es aquella sobre la que si tengo control.
Me he visto a mi desde otra perspectiva, menos autocritica o severa, más ligera de cauce.
Pero me encanta su olor masculino.  Impregnarme de él.  Oler todo el día a su aroma.  No hablo de loción, hablo de la presencia masculina en mi piel.
A veces extraño sus ojos.  A veces extraño sus llamada nocturnas.  A veces solo extraño como me hacía sentir.  Amar es una droga delirante.  

II
Te amo.  Han sido palabras que he malgastado en malos amores, en pésimas elecciones.  Pero me encanta.  Es una palabra deliciosa.  Te amo.  Amo tocar tu cara, sentir tu piel, oler tu cuerpo.  Amo amar.  Cerrar los ojos y percibir tu presencia, que el tacto haga su trabajo, que mi mente se entregue a las endorfinas, a las múltiples reacciones químicas.  Abrir los ojos y saber que no lo amo, pero en ese momento, soy suya, le pertenezco para que de mi disponga a como mejor le convenga.  Y convertirme en esto: en una fina cuerda de guitarra... y vibrar...

III
Tenía la suficiente comida y bebida. Comi hasta la saciedad, hasta pecar de una gula insultante.  Cerré los ojos.  Nada más bonito que comerte y beberte.  Cierro los ojos.  Verte desnudo, tu piel, tus imperfecciones, nuestros olores mezclados.  Ver mi entrepierna.  Llena de ti.  ¿Cuánto durará este efecto?

IV
Cante hasta que la garganta me dolía.  Mi voz es tan pequeña, tan insustancial.  Me acordé cuando me dijiste que odiabas que no seguía las instrucciones.  ¿era neta que me compararas? Yo lo hago por diversión, ella cobra y lo hace a un nivel profesional.  Que pendejo te viste comparándome en tu cabeza.  Que bueno que terminamos.  Ahí supe que no eras feliz conmigo.

V
Sigo siendo la misma mediocre de siempre.  Ni  más ni menos.  Solo más gorda, más vieja, menos aficionada a las emociones fuertes.  Es lo que hay.


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