domingo, 11 de septiembre de 2016

I
Él me llamo a las 09:30 am.  Me preguntó si tenía algo que hacer a las 11.
Me molestó un poco la situación, porque había quedado de confirmar si nos veríamos el día anterior.  Pero como siempre, es viernes y no aparece.
Le contesto de mala gana "debiste confirmar ayer".  Excusas... de sus labios solo salen excusas y francamente ya me agotaron. 
Pero es tan bueno en el sexo que me es imposible dejar de verlo.  Me hace sentir tan bien.
Ok, nos vemos.  Mi tono no es muy alentador, pero a él no podría negarle nada.

II
Me subo a su auto.  Es un basurero andante.  No soy quisquillosa, pero esto es el colmo del descaro.
Damos la vuelta y a unos cuantos metros busca una calle solitaria y para el motor.  Se voltea y me enloquece a besos.  Me encanta.  Es como un poseso, me encanta sentirme deseada a ese nivel.  Abro los ojos y lo miro bien.  No me gusta nada, pero me vuelve loca lo que me hace sentir cuando me toca.  La gente empieza a circular y él no se contiene.  "calma.. viene gente".  Y me dice con descaro "Y qué, me gusta que me vean hacer lo que te hago".  Esas palabras me prenden como nada.  Mete la mano entre mis piernas... y si.  Estoy escurriendo.

II
Ya han pasado varios meses desde la ultima vez que nos vimos.  Siempre es lo mismo: no logramos coincidir.  Me ha pedido ser su novia, pero no, casarnos, pero no.  Todo se resume a lo sexual: nada serio.

III

Hoy abrí los ojos y me sentí particularmente complaciente.  Le dije que sí a todo.  A todo.

IV